Algunos sectores podrían verse beneficiados mientras que los primarios podrían tener algunos problemas.
Chile puede exportar más de 9 mil productos a través de sus tratados de libre comercio y tiene oferta para menos de 3 mil. Hay un nivel de vacancia muy grande que podemos explorar», plantea Nicolás Piazza, responsable de Negociaciones Internacionales de Fundación ProMendoza, para explicar el potencial de un aspecto del acuerdo entre ambos países. Desde distintos sectores locales celebran este avance aunque se muestran cautos sobre las posibilidades que efectivamente abrirá.
El protocolo 61, que ratificaron tanto el congreso argentino como el chileno recientemente, se enmarca en el Acuerdo de Complementación Económica 35 Mercosur-Chile (ACE 35), que el vecino país firmó en los ’90. Este nuevo convenio entrará en vigencia 90 días después de que las dos cancillerías intercambien notificaciones.
Nicolás Piazza aclaró que no se trata de un acuerdo arancelario, ya que esto está regulado por el ACE 35, sino que incluye diversas disciplinas para facilitar el comercio: la factura electrónica, la eliminación del roaming -que se aplicará de modo paulatino y dentro de un año-, la revisión de barreras técnicas y fitosanitarias, la posibilidad de generar cooperación entre empresas a un lado y otro de la Cordillera, entre otros.
Otro aspecto que incluye es un protocolo de protección de inversiones, de modo que, ante un conflicto, las empresas argentinas puedan acudir de modo directo a las autoridades chilenas -y viceversa- sin la necesidad de que intervenga la embajada correspondiente. También abre la posibilidad de presentarse a licitaciones en el otro país, aunque Piazza resaltó que no se eliminan las políticas de promoción local.
Sobre las barreras técnicas y fitosanitarias, el responsable de Negociaciones Internacionales de Fundación ProMendoza reconoció que se inician procesos de trabajo, ya que los organismos que las tienen que eliminar son Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de Argentina, y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile. Sin embargo, este nuevo convenio busca que se fije una agenda para agilizar los trámites burocráticos.
Un mecanismo que podría expandir el horizonte de las exportaciones locales es el encadenamiento productivo. Para que un producto argentino pueda llegar a los países del Pacífico (China, India, la costa oeste de Estados Unidos, México, Australia) y aprovechar los tratados de libre comercio que ha suscripto Chile, la elaboración debe completarse en el vecino país.
Sobre las barreras técnicas y fitosanitarias, el responsable de Negociaciones Internacionales de Fundación ProMendoza reconoció que se inician procesos de trabajo, ya que los organismos que las tienen que eliminar son Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de Argentina, y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile. Sin embargo, este nuevo convenio busca que se fije una agenda para agilizar los trámites burocráticos.
Un mecanismo que podría expandir el horizonte de las exportaciones locales es el encadenamiento productivo. Para que un producto argentino pueda llegar a los países del Pacífico (China, India, la costa oeste de Estados Unidos, México, Australia) y aprovechar los tratados de libre comercio que ha suscripto Chile, la elaboración debe completarse en el vecino país.
Fruta importada. Los chilenos son más eficientes en el cultivo de ciertas frutas y podrían inundar el mercado.
Piazza señaló que algunas grandes empresas han logrado esto por tener presencia en ambos lados de la Cordillera, pero lo novedoso de este protocolo es que incluye en esta estrategia a las Pymes. Pero al mismo tiempo, señaló que avanzar en este sentido no será sencillo, pero se debe iniciar el proceso. Y subrayó que habrá que cumplir con la normativa de origen y evitar la reprimarización de las exportaciones argentinas y mendocinas en particular.
En cuanto al riesgo de que ingresen productos chinos a Argentina, Piazza manifestó que esto no es posible, ya que el acuerdo es entre nuestro país y Chile, y se trataría de triangulación, una práctica ilegal. En este sentido, se aplicaría lo mismo que para los artículos o servicios argentinos que pretendan ingresar a otros países: deben tener un cierto porcentaje de producción o agregado de valor en el vecino país para que puedan ser considerados chilenos.
Alberto Marengo, gerente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet), comentó que este acuerdo es muy reciente y deben hacer un análisis minucioso ya que estimó que beneficiará al sector en algunos aspectos pero los puede perjudicar en otros. Así, indicó que sería positivo que se redujeran los aranceles de ingreso de maquinarias al vecino país, lo que les permitirá llegar con precios más competitivos. Es que Chile es un mercado importante para la metalmecánica mendocina por su producción vitivinícola y frutihortícola, y la minería.
Pero advirtió que la apertura es para ambos lados y será fundamental verificar el certificado de origen para que no lleguen a Argentina productos que solamente se ensamblen en Chile, con partes importadas.
Marengo manifestó que tanto ProMendoza como ProChile han trabajado mucho para lograr el encadenamiento productivo. “Sería una oportunidad importante porque saldríamos como producto chileno para poder llegar al resto del mundo con los beneficios de los tratados de libre comercio que tiene Chile”, planteó y agregó que se trataría de una situación de “ganar-ganar”.
Esto, porque Chile exporta pescados y mariscos, vino, frutas, hortalizas y minerales, pero es un importador de diversos productos, lo que precisamente le ha facilitado tener estos acuerdos comerciales con tasa 0 (a diferencia de Argentina, que defiende la industria nacional). La alianza estratégica con nuestro país les permitiría equilibrar la balanza comercial, que hoy es deficitaria.
Sin embargo, el gerente de Asinmet señaló que para lograr el encadenamiento productivo debe haber una transformación en Chile para que sea considerado de origen chileno, lo que requeriría que, en lugar de fabricar una bomba de agua en Mendoza, por ejemplo, se elaborara un elemento aquí y se terminara en una empresa al otro lado de la cordillera.
Avanzar en lo propio
Mario Bustos Carra, gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo y gerente de la Federación Olivícola Argentina, subrayó que Argentina necesita reinsertarse en el mundo y Chile tiene acuerdos de libre comercio con el 80% de la economía mundial, mientras nuestro país apenas con el 10%. “Todo aquello que tienda a facilitar el comercio y que posibilite que Argentina tenga mejores posibilidades para llegar a los puertos del Pacífico es bueno, porque Chile además integra la Alianza del Pacifico”, indicó.
Bustos Carra expresó que estos acuerdos aduaneros, sanitarios y comerciales pueden beneficiar particularmente a las empresas que ofrecen servicios de logística y servicios ligados a las exportaciones, ya que el paso Libertadores es el más importante que tiene el país con Chile y diversas provincias la utilizan como conexión con el puerto de Valparaíso.
Sin embargo, advirtió que tanto el sector público argentino como el privado tienen expectativas sobre esto, al igual que el ámbito público chileno, pero que habrá que ver si los privados del vecino país acompañan. Y también señaló que es importante estar atentos a qué pasa con Bolsonaro en Brasil, profundizar los acuerdos con Chile, abrir nuevos mercados, pero fundamentalmente se debe analizar qué se puede lograr en el mismo país.
En este sentido, Bustos Carra mencionó tener una política tributaria aceptable para las empresas, bajar la inflación, ofrecer un apoyo real a las exportaciones (revisar las retenciones y los reintegros). «Por más que hagamos convenios nos va a ser siempre dificultoso porque muchos de los problemas residen acá. Más que esperar las facilidades que nos puedan dar otros países, el Estado nacional tiene que hacer un esfuerzo que acompañe el que los privados vienen haciendo», lanzó.
En una línea similar, Juan Carlos Morillas, presidente del Comité de Exportadores de Ciruela de Mendoza, explicó que, para aprovechar los tratados de libre comercio de Chile, las empresas deberían asociarse con chilenas que se encarguen de terminar el proceso y en definitiva se generaría una dependencia con ellas y los productos terminarían teniendo origen chileno. Por eso, opinó que Argentina debe lograr que sus propios aranceles en el exterior sean razonables.
Dudas sobre vino y frutas
Nicolás Piazza mencionó que Chile es clave para Mendoza en relación con la metalmecánica. En cambio, es más difícil que se avance con el vino, las frutas comunes e industrializadas, ya que el vecino país también es fuerte en estas producciones.
José Bartolucci, presidente de la Cámara Argentina de Vinos a Granel, explicó que si bien es posible vender este producto en Chile, allí las reglas técnicas son muy estrictas, lo que en la práctica hace inviable los envíos. Prueba de esto, expresó, es que en Mendoza hay bodegas chilenas que no envían vinos a Chile. De todos modos, se manifestó expectante de lo que ocurra en los próximos 90 días para ver si se avanza en la posibilidad de fraccionar al otro lado de la Cordillera y cambiar el origen para llegar a nuevos mercados y reducir el stock en la provincia.
Desde la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), Raúl Giordano, consideró que no significa que de inmediato se abran puertas, pero celebró que se avance en la simplificación de algunos trámites burocráticos, como los aduaneros. En cambio, estimó poco probable que se observe una «invasión» de productos chilenos en Argentina o a la inversa, ya que seguramente ambas partes van a cuidar los propios e indicó que lo fundamental es avanzar en lo macro y luego dialogar sobre aspectos particulares.
Eduardo Sancho, presidente de Fecovita, señaló que aún no conoce los alcances del acuerdo con Chile, aunque resaltó que se necesita una mayor conectividad con los países y también avanzar en tratados internacionales.