Mientras que las potencias se aplican aranceles, la provincia puede plantearse como alternativa para ofrecer sus productos en ambos países.
Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que aplicaría un arancel del 25% a distintos productos chinos valorados en 50 millones de dólares, la respuesta no se hizo esperar: China replicó la medida contra 659 productos estadounidenses por el mismo valor. El efecto despertó preocupación en el mundo entero, debido al impacto que tienen en el mercado global las decisiones de las dos potencias.
Las medidas proteccionistas de la gestión de Trump, con sus respectivas represalias, afecta principalmente a los países con modelos de economía abierta, como Chile, que pueden encontrar dificultad en las exportaciones. Sin embargo, para Mendoza puede significar una ventaja.
A un nivel más amplio, Argentina quedó exceptuada del pago de aranceles a Estados Unidos en productos como el aluminio. Mientras, las medidas tomadas en China afectaron los productos agrícolas que exporta el país norteamericano, mejorando la competitividad para los de origen argentino.
Así, Mendoza puede obtener una ventaja al ofrecer sus productos a ambos países, planteándose como una alternativa y aprovechando la devaluación del peso, que mejoró la competitividad de los precios para quienes venden hacia el exterior en dólares.
Esta situación podría sacar del estancamiento la actividad exportadora mendocina, cuyas ventas al exterior se mantienen en el mismo monto desde el 2014, con cifras que rondan los US$1.300 millones comercializados en el extranjero, según los datos el último informe de la Indec. El gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, Mario Bustos Carra, explicó que este panorama podría darle un impulso a los productos mendocinos.
«Hay que tener en cuenta que es todo muy reciente y que se trata de dos potencias que se respetan entre sí. En medio de eso, puede ser una buena oportunidad para que los productores aprovechen e intenten ganar terreno», resumió.
Aún así, Carra señaló que a nivel local no se tiene la capacidad de abastecer un mercado tan amplio como es China, por lo que se debería acompañar la situación con medidas gubernamentales que favorezcan al sector exportador. Desde la Cámara añadieron que los «pilares» para sostenerse en el mercado internacional son el costo, la calidad y la continuidad.
«Con el respaldo de un programa económico, no sólo se puede aprovechar la coyuntura sino también reinsertarnos en el mundo. De otra forma, esto se va a quedar en un aprovechamiento fugaz que no redunde en una mejora», indicó el gerente.
Puntualmente, la provincia se puede beneficiar exportando alimentos, a pesar de que se produzcan en estos países: Estados Unidos, por ejemplo, tiene una industria propia de tomate, pero también es su mayor importador. «Tenemos muy buenas oportunidades con el vino y el mosto o el aceite», planteó Carra.
Otro producto que tiene las condiciones a favor es la aceituna y su aceite, ya que en medio de este panorama, a España, uno de los principales países competidores en ese mercado, Estados Unidos le subió los aranceles, beneficiando a los exportadores locales.
Sin embargo, el proteccionismo podría significar problemas para la producción desde un ambiente más cercano y conocido. Según el presidente de la Fundación Pro Mendoza, Jorge Pérez Cuesta, Argentina disminyó sus compras en Brasil, lo que podría acarrear una respuesta similar desde ese país. «Ellos están en crisis y nosotros somos brasildependientes», observó.
Por su parte, el economista Roberto Roitman explicó que la competitividad que ofrece la suba del dólar puede reducirse rápidamente si se traslada con la misma velocidad a los costos de producción. «Hay que recordar que la cadena se encarece, hoy soy más barato pero mañana tengo que volver a subir los precios por el mismo motivo», aclaró.