Para el presidente de la Wine Of Argentina, el país asiático es el único mercado que puede cambiar la ecuación de la exportación nacional de vinos. Con el antecedente de la apertura a la carne argentina, una delegación de más de 20 empresarios bodegueros viaja a resembrar un terreno al que desde hace varios años viene abonando una industria en permanente reinvención.
Los dichos del presidente de Wine Of Argentina, Alberto Arizu, muestran claramente cuál es el vaso medio lleno de la vitivinicultura nacional como también la mitad vacía en la que hay que enfocarse sin perder tiempo si se pretende dar el salto cuantitativo que esa industria viene amagando desde hace años.
En la actualidad, ejemplifica Arizu, Chile exporta el 90% de su producción, mientras que la Argentina no supera el 28%. A partir de esta brecha, que se podría tomar como un indicador negativo, el empresario ve el enorme potencial que tiene el país para desarrollar. Y en ese horizonte es donde ubica a China como el gran tesoro a conquistar: «China es el único mercado del mundo que puede cambiar la ecuación de la exportación argentina en los próximos años. Ahora hay que construirlo de cero, porque China no conoce la Argentina».
Con ese objetivo en la mira, una veintena de empresas de Mendoza, La Rioja, Salta y Catamarca arrancarán en los próximos días una ambiciosa gira comercial por el sudeste asiático, que incluye paradas en China, pero también los Emiratos Árabes Unidos, Singapur y Vietnam. En este periplo unen fuerzas empresarios, funcionarios del ministerio de Economía de la provincia, ProMendoza y la Agencia Argentina de Inversiones.
Para Arizu juega a favor del vino argentino la relación calidad-precio, ya que el costo promedio del vino de exportación está casi U$D 10 la caja, por encima de sus competidores directos como Chile y Australia. La cantidad de consumidores y su alto poder adquisitivo son dos imanes irresistibles para quienes desembarcar con sus productos en las góndolas de China y países con similares posibilidades comerciales.
El directivo considera que el escenario, pese a la crisis nacional -o en función de ella precisamente- está abierto para que la vitivincultura puede ver el vaso lleno. Las rondas de negocio realizadas en Mendoza con importadores chinos (hace unos días estuvo en la provincia una delegación de Guangdong), las gestiones de comercialización que se realizarán la semana próxima en distintas ciudades asiáticas, con escala obligada en la famosa Intewine, son pasos firmes en camino a posicionar un producto ya consolidado en su calidad pero no así todavía en un entorno económico que dé garantías para proyectarse sin los lastres de una economía que todo el tiempo corta las alas de los productores.
En cuanto al mercado interno, Fecovita (la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas que cuentan con 29 cooperativas, integradas por más de 5000 productores de uva y elaboradores vitivinícolas) fue noticia este lunes por haber inaugurado en el departamento de San Martín la planta de fraccionamiento de vinos «más grande y moderna del mundo», que empleará a 100 trabajadores y permitirá generar 38 mil litros por hora. La inversión fue de U$S40 millones en un predio de 4.200 metros cuadrados donde además funcionará un centro de distribución, punto clave para su logística. Su apuesta es el consumidor nacional porque entre el 45% y el 50% del consumo interno pertenece al segmento del vino en tetra, donde su marca Toro es líder absoluto.
Otro dato auspicioso lo brindó el ministerio de Agroindustria. En septiembre, las exportaciones de vino a granel aumentaron 582,6% en relación con igual mes del 2017. Esto significa un crecimiento en los primeros 9 meses del año del 144,7% respecto al mismo período del año pasado.
Según datos del INV, los envíos al exterior de vino a granel pasaron de 27.810 hectolitros a 189.841 hl; y la comercialización de mosto concentrado fue de 10.013 toneladas en el mes, sobre 4.747 tn registradas en septiembre de 2017. Vino y mosto de uva se exportaron a más de 90 destinos en el período enero-julio 2018 y los principales mercados fueron Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Brasil y China.
El escenario vitivinícola no es el ideal, pero está a la vista que el objetivo de máxima de ver lleno el vaso está cada vez más cerca. Conquistar el mercado chino no es imposible, ya lo está demostrando el sector de la carne, que recientemente logró la certificación para 28 frigoríficos y en lo que va del año aumentó la exportación en un 70%. Los estudios indican que el consumo de carnes en ese país se duplicará en los próximos diez años. Maridaje perfecto, entonces: carnes y vinos argentinos para el paladar asiático.