El gerente del organismo, Fernando Urdaniz, se refirió a algunas cuestiones que encierra el convenio.
A pocos días de haberse iniciado el camino del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) para que en dos años entre en vigencia el fuerte intercambio comercial, los pasos se encaminan para analizar aspectos fundamentales para alcanzar el objetivo.
Más allá del optimismo político del anuncio, sobre todo de nuestro país, vienen fuertes desafíos para que los primeros pasos no queden ahí. El detenido estudio de la letra chica, las medidas de salvaguarda que ya están implícitas en las negociaciones y bajar los niveles de proteccionismo que los caracteriza a ambos bloques macroeconómicos, constituye la batería de la sostenida negociación.
Sobre esta cuestión, El Ciudadano mantuvo un diálogo exclusivo con el gerente de un organismo que tiene autoridad para hablar de todo lo que ha significado una intensa antesala que viene desde 1996.
A pocos días de haberse iniciado el camino del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) para que en dos años entre en vigencia el fuerte intercambio comercial, los pasos se encaminan para analizar aspectos fundamentales para alcanzar el objetivo.
Más allá del optimismo político del anuncio, sobre todo de nuestro país, vienen fuertes desafíos para que los primeros pasos no queden ahí. El detenido estudio de la letra chica, las medidas de salvaguarda que ya están implícitas en las negociaciones y bajar los niveles de proteccionismo que los caracteriza a ambos bloques macroeconómicos, constituye la batería de la sostenida negociación.
Sobre esta cuestión, El Ciudadano mantuvo un diálogo exclusivo con el gerente de un organismo que tiene autoridad para hablar de todo lo que ha significado una intensa antesala que viene desde 1996.
Se trata Fernando Urdaniz, funcionario de ProMendoza, quien recordó que “las negociaciones entre el Mercosur y la UE se iniciaron en 1995 y el comienzo de la tarea de ProMendoza fue en 1996, una clara demostración de que prácticamente estamos desde el punto inicial de las negociaciones”.
“Pero hay otro detalle: hace tres años que nuestro organismo creó un área de negociaciones internacionales que tiene como objetivo recabar información de los distintos sectores económicos de la provincia”, agregó.
“Con toda esa información hemos ido a la Cancillería de nuestro país y también a los distintos negociadores de diferentes ministerios de la Nación para mostrar la posición de todo lo que produce Mendoza, ante la posibilidad de negociar con diferentes países del mundo. Con este sistema se tocó a la Unión Europea”, explicó.
Letra chica para equilibrar el intercambio entre bloques
Para el gerente de ProMendoza, comenzó el gran tiempo de estudio: “Creo que este paso acordado entre los dos bloques macroeconómicos, en términos generales, es beneficioso. Mucho más para la Argentina y sobre todo para Mendoza”.
Al responder sobre el contenido del tratado, consideró que “la letra chica del acuerdo pone obstáculos en el caso de que existan demasiadas exportaciones o importaciones de un lado hacia otro, es decir, que va poniendo límites”.
Y sumó que “además esa letra chica contiene medidas de salvaguarda que se ejemplifican cuando por importar un producto de un bloque o del otro se produce daño al sector. Por eso, el país o el bloque puede aplicar aranceles para frenar la importación o el ingreso de ese producto que perjudique a un sector”.
El desafío: los aranceles y el proteccionismo de bloques
Sobre el tema arancelario, Urdaniz dijo: “Recordemos que el Mercosur tiene un arancel externo común del 35%. Algo que debería bajar, pero conformamos un bloque proteccionista, y también lo es la Unión Europea. Es decir, que las medidas de salvaguarda pueden ser utilizadas en demasía de un lado o del otro para continuar protegiendo a sus industrias, lo que trabaría o sería negativo para el libre comercio”.
“Por eso –acotó- el gran desafío del acuerdo Mercosur-UE es bajar los aranceles para fomentar las exportaciones de uno y otro lado. En nuestro caso, no solo lo que ya estamos exportando, sino que producirá un importante incremento. A propósito, por el lado mendocino tenemos sectores productivos sensibles, como el olivícola, el durazno y el ajo. Por el lado de los vinos, no sería nuestra preocupación, sino de Brasil”.
Finalmente Urdaniz vaticinó: “Me parece que como en todo acuerdo habrá pro y contras. Por ahora, por más que uno analice la letra chica, digamos esto sí y esto no y salgan los políticos a hablar, lo fundamental es que el tratado comience a funcionar. Una vez en ese estado se verá si el acuerdo es posible, que yo creo que lo es”.